La palabra de Dios vino con un fin, para lo cual de ella misma dice que es, viva, tiene vida, o sea poder para cambiar, es eficaz, en los que quieren, como aquel leproso, ella no es un fin, es un medio, entonces el punto no es, quedarnos en su palabra y tardar, tanto como el perro para echarnos, nosotros? , ! Para convertirnos!, falta por ver entonces, que dejemos de, hablar de la palabra y dejemos que esa palabra que es, viva y además eficaz, logre su cometido en nosotros, estoy seguro que no pasará, pues, es la clave que genera esperanza en el humano, de activar la eternidad que hay en el.
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